martes, 8 de julio de 2014

On and Off

Nunca me gustaron los martes, no son días importantes. A uno nunca le cambia la vida un martes. Demasiado pronto para acabar algo, demasiado tarde para empezarlo. Siempre tuve una vida interior intensa, tanto, que me resultaba imposible interesarme por los demás. 

Las pocas veces que conecté con el mundo me di cuenta de cuanto me aburrían las personas y el universo estúpido e irrelevante que habían creado para sí. Sus vidas eran juguetes rotos con los que algún Dios jugaba, diseñando la inevitable quiebra, cediéndoles la última cena.

Pero antes de juzgarme déjame decirte algo, todo cínico fue algún día demasiado romántico.
Si aborrecí este mundo fue porque rara vez alguien vibraba, rara vez algún hijo de vecino explotaba y quemaba todas esas reglas que no estaban escritas. Nadie desafiaba lo correcto, nadie reinventaba lo establecido. 
En ese mundo uno no se alteraba, ni perdía las formas y nada acababa porque jamás llegaba a empezar de verdad. La vida parecía allí una novela mortalmente aburrida escrita por tu primo segundo que leías por obligación. Algo debía ceder, algo debía cambiar.

Me pregunto si el mundo sigue ahí fuera. Sigo sin noticias de mi. 
Una luz de neón palpita fuera de la habitación, alterada, sin razón. 
A veces la miro e intento entender que la inquieta, pero por mucho que le pregunto jamás comprendo sus exigencias.  ¿Qué le pide una luz a la vida? Quizás algo de oscuridad para poder brillar, quizás simplemente... ser.

Confieso que me he acostumbrado a ella, a sus sis y sus nos, a sus hasta luego y sus hasta pronto.
Siempre hace amago de irse pero tampoco ella parece saber marcharse. No comprende todo esto más que yo, sonrío con desconsuelo, me cae bien.
Resulta irónico pero en ocasiones ese parpadeo nervioso es lo más estable por aquí, el desasosiego, la incertidumbre y la voluntad de continuar aún y así.

Casi me dan ganas de levantarme de esta vieja silla e ir a agradecerle a ese bendito neón lo que hace por mi. Voy a ponerle algo de música para que se calme, para que la oscuridad nunca pueda con nosotros.

https://www.youtube.com/watch?v=a3jpy1OzWg8

Parece que funciona, Debussy siempre lo consigue. Por un momento el tiempo se ralentiza y algo en esta habitación cambia. ¿Será este papel en blanco o seré yo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario